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¿TODOS LOS POLÍTICOS AFANAN?

Somos el patio trasero del mundo, un patio de cuevitas y tranzas que te llevan a normalizar la corrupción. Para hablar hay que saber, para saber hay que entender y con los instrumentos correctos te invito a repensar lo que crees sobre este tópico.


Opinión - Tadeo Nifuri*
18 de agosto, 2024

La corrupción, cuanto habrá leído uno sobre este tema, ¿no? A veces parece que la cultura permisiva del país nos ha llevado a aceptar la mediocridad al punto de pensar: “ya fue, todos los políticos afanan”.La respuesta general ante esta situación es de una tibieza alarmante, esperando que alguien más nos ofrezca una solución o, como decimos los argentinos, “nos tire un centro”.

Esa solución puede provenir (o no) de un organismo internacional que, en búsqueda de mayor transparencia, dispone de mecanismos para “exponer” actos delictivos llevados a cabo dentro de un sistema de gobierno, por ejemplo, el desvío de flujos monetarios para fines ilícitos. Sin embargo, para que un ente de este extirpe intervenga debe haber un consentimiento voluntario entre un Estado y el organismo, sino te cagas en cien años de Derecho Internacional.

Uno de estos organismos, el GAFI, intenta modificar las conductas de países que podrían ser controversiales o dañinos para con el sistema financiero internacional tanto público como privado, incluyendo el novedoso mundo de las criptomonedas. El Grupo de Acción Financiera Internacional lleva a cabo exámenes supervisores anuales contra los diversos Estados nación del plano global, determinando si efectivamente estos aportan al blanqueo de capitales o, si tan solo actúan como encubridores.

El GAFI se centra en objetivos económicos, tanto públicos como privados, lo que demuestra una limitada perspectiva al abordar otros niveles de corrupción (y si, no todo lo que uno afana es guita). Principalmente, esto ocurre en ámbitos sociales, donde se pasan por alto espacios que permiten la discrecionalidad de los funcionarios públicos para cometer actos corruptos. Yo no veo al GAFI metiéndose en una cuevita de calle Florida a preguntar qué significa la frase “cambio, cambio” o asumiendo que quizás ese personaje es tartamudo.

No digo que los procesos del GAFI no funcionen, pero al enfocarse exclusivamente en atender el sistema financiero se corre el riesgo de inducir un derrame hacia sectores donde los controles escasean, las políticas no alcanzan y por sobre todo, donde lo ilícito se ha vuelto la norma (o te pensás que tus remates de ropa en Marketplace son lícitos maestro).

Para cambiar esa podrida idea en nuestro inconsciente se necesita una fórmula. Esta fórmula no la tengo, pero creo poder hacerte entender mejor porque se normaliza tanto este fenómeno en Latino America (si sos Europeo, debes estar muy al pedo para leer esto) , sin vueltas, como buen índice que te hace creer que entendiste algo, con datos.

En 2004, el mundo dijo: “che, esto nos preocupa”. En la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción, con un exiguo impulso, se señaló el fenómeno de la corrupción como una infección embustera con un extenso número de consecuencias sociales, ¿y? De ahí surgió el índice Transparency International, cuyo propósito es medir y evidenciar la magnitud de este fenómeno. Mi objetivo es que al menos tengas noción de que esto existe, aunque posiblemente te importe poco. Pero, te aseguro que demuestra de forma explícita por qué Sudamérica enfrenta los niveles de corrupción que reflejan su realidad.

Es preciso que entendamos que la corrupción y su famélica expansión embisten directamente a las regiones en donde pareciese se han frenado los avances democráticos. Este entorpecimiento limita el desarrollo de mecanismos de rendición de cuentas como una plausible solución, tales como la creación de una contraloría, la publicación de denuncias en medios de comunicación masivos o el mismo voto ciudadano.

América Latina es la ilustración empírica de la llamada corrupción sistémica (Klitgaard,2002), un supuesto teórico según el cual la corrupción distorsiona los incentivos, socava las instituciones y redistribuye el poder de forma injusta (soy tan solo otro cheto hablando de desigualdad si). A partir de esto, vemos como el sistema de gobierno (corrompido) da escasos incentivos oficiales para investigar la corrupción (si te dijese que existe una oficina anticorrupción en Argentina me tratarías de chiflado).

Te prometí datos, a ver si leíste. El Índice de Corrupción (CPI, en inglés) mide la percepción de cuán corrupto puede llegar a ser un sector público de un Estado en particular. Así se produce un resultado en una escala de 0-100 donde 0 significa “altamente corrupto” y 100 significa “muy limpio".Por lo tanto, esta tabla a continuación destaca cómo percibe el mundo a los países de Sudamérica.

Listo, tenés datos, ahora le contas a un amigo que existe el GAFI, el CPI pero, por sobretodo mostrarle cómo nos ve el mundo así, después de que se toma dos copas, no escuchas decir la boludez de que de afuera no caen inversiones y que carajo.

Con uno de los peores promedios en general, Sudamérica es la región donde mas se percibe la corrupción en la sociedad y esas sociedades, ¿qué hacen?

Viste la tabla y pensaste: “no entiendo nada”. Dejame darte una mano, si tomamos en cuenta que según la CPI lo mejor sería estar cerca de 100 y además, que el promedio global es de 40, nos damos cuenta que de los diez países, sólo dos se acercan al ideal (Colombia safa de onda). Entonces, esto es para que nosotros latinos entendamos cómo nos percibe el mundo, porque nadie invierte en nuestros países, sobre todo , porque no hay avances en resolver estos problemas.

Si la potencia regional (Brasil) está más cerca de parecerse a Venezuela que a Uruguay o Chile, es claro que algo debe modificarse. Uno escucha en los medios que Argentina es un lindo pais donde se puede progresar y hacer negocios (en negro seguro, pichon), pero ves esto y comprendes lo complejo que es confiar en nuestra region.

En fin, podemos seguir esperando que el milagro llegue mientras seguimos empantanados en nuestra cómoda resignación. Está claro que ya aceptamos que las cosas son como son, una colega me dijo que Argentina es un cuarto desordenado donde de alguna manera uno encuentra lo que busca, ahora ¿Qué pasa si te ordenó la pieza? Por otro lado, no nos quejemos cuando de afuera no invierten un peso y seguimos celebrando los tweets de Elon Musk que no se traducen en plata hasta donde yo sé. Mejoras tu imagen, sos atractivo al billete ajeno, ahí tenés un centro.


*Tadeo Nifuri es Licenciado en Gobierno y Relaciones Internacionales por la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). A su vez, es políglota y ha participado en proyectos a fin de aportar mayor transparencia a regiones latinoamericanas. Demuestra interés en tópicos como la corrupción y los fraudes electorales.

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