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PLENITUD EN LA ERA DE LA VIGILANCIA DIGITAL

por Martín Pereira*

En un mundo dominado por la vigilancia digital y los estímulos constantes, el Yôga ofrece una vía de escape. A través de la introspección y el autoconocimiento, estas técnicas milenarias nos ayudan a reconectar con nuestro ser auténtico y a liberarnos de las exigencias de la vida moderna. 


Opinión - Por Martín Pereira
27 de octubre, 2024

En el siglo XVIII, Jeremy Bentham diseñó el concepto de prisión ideal: el panóptico, una arquitectura de poder en la que un vigilante, invisible pero siempre presente, ejercía control absoluto sobre los prisioneros. No necesitaba estar constantemente observando, el simple hecho de saberse contemplado generaba disciplina. El prisionero, consciente de la mirada potencial, se volvía su propio carcelero. Este esquema de vigilancia era, en esencia, un mecanismo de auto-control, una herramienta de dominio individual y continua. Hoy, ese panóptico ha mutado. Ya no son necesarios muros ni torres. La custodia se ha internalizado y ha adoptado el disfraz de libertad. Nos sometemos voluntariamente a la exposición constante de las redes sociales, a una mirada ajena omnipresente y evaluadora. Nos mostramos, nos exhibimos, no tanto por una imposición externa como por la necesidad de ser vistos, de estar presentes, de ser legitimados.

La autoexplotación es el régimen de control actual. Instagram, los filtros y las métricas de validación social, entre otras cosas, conforman una cárcel digital en la que nosotros mismos asumimos el rol del vigilante. Ya no hace falta una autoridad exterior que nos supervise. Las expectativas del otro, invisibles pero siempre presentes, dictan nuestra conducta. Hemos transformado la autenticidad en una versión simulada de nosotros mismos, configurada por los algoritmos y las miradas virtuales que todo lo analizan. La Inteligencia Artificial amplifica este fenómeno y nos obliga a alcanzar estándares imposibles, distorsionando lo real, falsificando la existencia.

Ante esta nueva forma de alienación, emerge un saber más antiguo, pero profundamente relevante: el Yôga. Este no pretende someter el cuerpo a la vigilancia, ni busca la eficiencia o el rendimiento. Se trata de una experiencia práctica que rompe con la lógica del panóptico digital y nos aleja de la autoexplotación para llevarnos de regreso a nuestra esencia. El Yôga invita a volver la mirada hacia dentro, a escapar del ciclo de aprobación externa, del ruido constante de las pantallas. Nos conecta con la respiración consciente (pránáyáma), el trabajo corporal (ásanas) y la meditación, abriendo un espacio de introspección donde ya no es necesario simular.

El Yôga nos recuerda que la verdadera autorrealización no depende de las miradas ajenas, ni de la validación distante. La plenitud se alcanza cuando logramos desconectarnos de las expectativas del otro y cultivamos un equilibrio interior que es autónomo y auténtico. La libertad no está en el mostrar, sino en el ser. Aprendemos que no hay competencia con nadie y que la única lucha válida es contra nuestras propias limitaciones. Al renunciar a la necesidad de aprobación, encontramos una libertad que no puede ser controlada ni cuantificada.

En esta era en la que el control ya no es visible pero sí omnipresente, el Yôga se erige como un camino hacia la liberación. Nos invita a alejarnos del flujo incesante de imágenes y estímulos, a reconectar con nuestra naturaleza más profunda y a cultivar el control que surge de conquistar la plenitud interior. Hoy, más que nunca, es urgente detenerse, respirar y emanciparse de los estándares ajenos que nos esclavizan desde una pantalla. Las filosofías que buscan el autoconocimiento son una vía hacia el silencio más íntimo, hacia la ruptura con la dictadura de la vigilancia. Es, en última instancia, una revolución contra el régimen de la autoexplotación estética que baja de nuestros teléfonos.

*Martín Pereira es Profesor de Método DeRose, filosofía que enseña hace 17 años y practica hace 18. Sus áreas de interés incluyen la Cultura y La filosofía, con un enfoque particular en autoconocimiento.

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